MARTIN PALERMO Y SU RECORD


San Martín… Santo varón del gol
por Hugo Alberto Rodríguez



Es, en estos momentos de felicidad extrema cuando uno tendría que escribir con más facilidad, es cuando las palabras tendrían que fluir cuan cataratas, pero no, la emoción a veces te juega en contra y la guacha lo único que hace es anudarme los dedos y hacerme tropezar con las teclas, y en fin, acá estoy yo, el escritor, empantanado en el intento.

Busco pues refugio en el periodista, para que me saque las papas del fuego tal cual lo hace el propio Palermo cada vez que Boca lo necesita, pero ahí también me paralizo en el arranque. Será en mi carácter de hincha donde intentaré no quedarme sin metáforas, para evocar este hecho histórico, del cual, menos mal, soy contemporáneo.

Y el “fana” que hay en mi está tratando de expresar en pocas palabras las muchas emociones que este futbolista me transmite y genera. Pero no creo que pueda en pocas, no, no lo creo.

Otra vez San Palermo, si, otra vez este tipo al que en el año 1997 no podía ni ver me hace llorar y lloro porque él está de nuevo con la boca llena de gol, y si, cuando no, ahí esta él gritando otro más, vociferando otro tanto y es él, justamente él, quién me hace creer en los milagros, si, en los milagros, así como le digo, porque...

¿Cómo se explica entonces que este rubio delantero haya roto un record que estaba vigente desde la década del 30 del siglo pasado? ¿Cómo explicar la lluvia de goles de un delantero en épocas en que los goleadores lo son con solo diez tantos y luego son vendidos en millones? ¿Cómo se explica entonces que en épocas en que “la plata” lo es todo, este tipo que nació en La Plata elija la GLORIA deportiva? …

Entonces amigos lectores y amigos hinchas de tantas tardes y de tantos domingos y de tantos llantos y gritos ¿Es un milagro o no?

¿Vos sabes todo lo que te debo Loco? Más bien no, sé que no lo sabes, ni siquiera lo intuís, anotíciese pues “Gran Titán”, mi deuda de gratitud para con usted es eterna, es ETERNA.


Y de nuevo digo ¡gracias Martín, gracias Loco! Gracias por las lágrimas, y gracias por tantas afonías, que dejarme decirte ya son 220, si, ni una más ni una menos, bah, no, son algunas más, si, son más, porque los goles que metiste con la selección también los grité, más bien, los vociferé a jeta llena, más bien dicho, a BOCA llena los aullé che Loco ¡Qué lo parió!, este que digo, ¡Bendito el vientre que te parió Loco, bendito!

¿Qué te falta Martín? ¿Qué gol te falta Loco? ¿Será el del “loco” festejo en la final del Mundial de Sudáfrica? Créeme que lo deseo igual que vos y créeme también que no soy el único que lo desea. Pero ya lo dije en otra oportunidad, no sé contestarme, hace rato que me dejaste sin alegorías y hasta casi diría sin ideas.

No sé que te traes bajo el poncho estimado loco, pero ojo al piojo, yo lo conozco, oh loco groso solo otro gol ¿O no?, y acá paro con las “O”, ya ves, mi imaginación se agotó, y bue, León Gieco hay uno solo…y vos Loco también.

Y ahora el periodista que soy va a tomar la posta para terminar estas líneas y dice y se pregunta:

¿Y con todo esto todavía se lo critica a este goleador? ¿Con todo esto todavía se lo defenestra al que destronó a Roberto “Cabecita de oro” Cherro? ¿Con tantas tardes a boca llena de gol, todavía hay algunos que abren la boca para intentar ridiculizarte Martín?

Pero todo esto ya no importa, todo esto ya no me importa a mi, todo esto no le importa a él, porque de esos mediocres que lo cuestionan nadie se va a acordar, él en cambio será eterno y perpetuo por los siglos de los siglos. Y yo, el escritor que a veces me considero ser, encuentro en el final algo para agregar, nada original es cierto, pero vale igual cómo deseo, como sentimiento y como expresión escrita de la “memoria” que tengo, es una especie de oración al “Ángel del gol” o a “San Palermo”:

“Loco nuestro de cada domingo, santificado sea tu nombre, hágase tu voluntad de retirarte con estos colores, el gol de cada fecha ya nos los distes hasta hoy, reitero, ojala se haga tu voluntad”. Boca se merece, y se debe, regalarte ese gesto de GRANDEZA que no ha tenido con otros ídolos, pero eso no es gratis Loco, vos te lo ganaste y yo, por lo menos yo, como diría mi amigo Eduardo Sacheri, tengo la obligación de recordarlo para siempre. Amén, santo varón del gol, Amén.



PD: Menos mal que existe esto de escribir en una computadora, porque si no las lágrimas que este tipo me provocó habrían fusionado en una gran mancha azul todas estas letras y todos estos sentimientos que hubiese tenido que volcar en un pedazo de papel, y ustedes amigos lectores no las hubiesen podido leer.

2 comentarios:

Luciano Jurnet dijo...

Quiero solamente agradecerle a la historia por haberme colocado en la misma era que MArtín Palermo, mi máximo idolo.

mujerdeole dijo...

Qué bueno lo de Palermo. Se merece batir todos los récords. Pensar que fue resistido, me incluyo entre los que pensábamos que no iba a llegar muy lejos, y ahora quién puede saber donde se termina su historia de goleador...
Grande Martín.

Besos quemeros!